18 de febrero de 2012

RECHAZO E INDIGNACION.....



El presidente Leonel Fernández ha autorizado la construcción de una base militar de Estados Unidos en la Isla Saona, un despropósito, una vergüenza lastimosa y una reiteración histórica de los planes antinacionales encauzados por el liderazgo que desde los presidentes Pedro Santana y Buenaventura Báez intentó enajenar el territorio nacional, plan descabellado rechazado reiteradamente por el General Gregorio Luperón y por los líderes que siempre, históricamente, han defendido la soberanía nacional.

El ministro de las Fuerzas Armadas, teniente general Joaquín Virgilio Pérez Féliz, ha dado el «primer picazo» en el Puesto Catuano de la isla Saona. Evidentemente el ministro Pérez Féliz no puede actuar en una iniciativa que tiene los más negros precedentes si no recibe la orden del presidente Leonel Fernández. El inicio de la obra obedece a un plan evidente, interventor, históricamente en la mira del gobierno norteamericano. El presidente Leonel Fernández acaba de tomar una acción política que puede enterrar los intereses y el plan de permanencia en el poder de su propio partido político, el Partido de la Liberación Dominicana.

La conciencia nacional está en estos momentos estremecida. Estamos ante un atentado en contra de la nación y ante una vergüenza internacional. En este momento la presidenta de la República Argentina, Cristina Fernández, ha iniciado un plan en contra de la intervención extranjera y de la enajenación de la soberanía de su país. El canciller argentino, Carlos Timerman, está en nuestro país y el propio presidente Leonel Fernández le ha ofrecido su «apoyo histórico» por reconquistar por vía pacífica las islas Malvinas bajo dominio de Gran Bretaña, según una nota de la agencia EFE. Es penoso que la enajenación de la Isla Saona se haya iniciado cuando está en el país Carlos Timerman con un objetivo tan digno y patriótico. Si se da el propósito que tiene el presidente Leonel Fernández en el futuro un canciller dominicano visitará Argentina para recabar el apoyo del gobierno de turno en el hermano país en contra de la intervención norteamericana.

En este momento las fuerzas que representan la conciencia nacional deben rechazar enérgicamente el propósito de enajenación de nuestro territorio. Debemos rechazar y detener esta iniciativa vergonzante, que hiere los sentimientos de dominicanidad. Las Fuerzas Armadas no deben ser involucradas en una acción tan inescrupulosa en contra de nuestra soberanía.

¡No!

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